Un implante es el sustituto artificial de la raíz de un diente perdido. Habitualmente tiene forma roscada y está fabricado con materiales biocompatibles que no producen reacción de rechazo y permiten su unión al hueso.
Es un tratamiento seguro, fiable y permanente para sustituir uno, varios o todos los dientes del maxilar o la mandíbula.
Sobre los implantes se coloca un aditamento denominado pilar que sirve de soporte para coronas unitarias y puentes de tres o más piezas con restauraciones fijas o removibles.
Los implantes dentales han supuesto un gran beneficio para los pacientes, ya que entre otras ventajas:
1. Evitan tallar los dientes adyacentes a los dientes perdidos.
2. Permiten colocar prótesis fijas que proporcionan mayor comodidad para el paciente, tanto desde el punto de vista estético como funcional, en el habla y la masticación.
Con frecuencia la cirugía de implantes es sencilla, pero en algunos casos por la falta de hueso es necesario hacer injertos previos o en la misma cirugía.
Los implantes dentales tienen una alta predictibilidad, con valores de éxito cercanos al 100%.